Se encuentra protegida entre la colina donde se encuentran los vestigios de lo que fué el poblado íbero, Orpesa la Vella, y el actual puerto deportivo.

Es una cala pequeña, de unos 70 metros de longitud y otros 45 metros de ancho, está formada de arenas finas, con aguas tranquilas, con poca profundidad y baja ocupación. Ideal para desconectar de las multitudes, llevándose un buen libro.